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Fig. 1

Fuente: Pluton Magazine

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¿Debería sorprendernos el hecho de que cada vez más personas lean los clásicos de la filosofía occidental en el mundo árabe? Nuestras búsquedas en la red muestran que decenas de editorialistas y blogueros árabes leen, sintetizan, divulgan, comentan y difunden ideas filosóficas «humanistas»[1]: Nietzsche y la muerte de Dios, Kant y su Crítica de la razón pura, el empirismo de Francis Bacon, Berkeley y Hume, Descartes y su racionalismo, Platón y su idealismo, Aristóteles y sus lógicas y categorías, Auguste Comte y la sociología, Hegel y su dialéctica, Freud y su psicoanálisis, el estructuralismo de Lévi-Strauss y Michel Foucault, Derrida y su deconstrucción, Sartre y su existencialismo, etc. son los recursos habituales para estos nuevos comentadores árabes.

Internet y las redes sociales ofrecen una plataforma libre y sin ataduras (hay pocas posibilidades de rastreo) a muchos librepensadores del mundo árabe. Estos crean páginas web, canales de YouTube y páginas de Facebook a centenas. Se expresas, se revelan y se dirigen a la masa con objetivos diversos, implicando siempre cuestiones ideológicas y políticas.

La corriente humanista laica toma todavía más amplitud en vista de los efectos catastróficos en el campo ideológico salafista fundamentalista. Antes de las revoluciones árabes, la corrupción y el autoritarismo eran los dos problemas capitales.

Si bien la recuperación del movimiento revolucionario por parte de las facciones islamistas salafistas no ha cambiado nada el panorama, esta recuperación ha añadido a la ecuación el drama del sectarismo, aún más peligroso por haber provocado guerras civiles entre sunitas y chiitas. En consecuencia, la expansión revolucionaria se paró en Yemen y Siria: la gente podía, hasta cierto punto, soportar el autoritarismo y la corrupción, pero no la inseguridad y la amenaza de ser asesinada en cualquier momento por razones identitarias.

Esto explica por qué estos comentaristas se multiplican y encuentran un público atento a ellos. El motor principal de este nuevo compromiso intelectual es la constatación de la indispensable «revolución intelectual y cultural». El fracaso de las revoluciones que buscaban mejorar la vida de las sociedades árabes incita a mucha gente a escuchar a estos activistas, a adoptar sus ideas, a cambiar de convicciones y a considerar de otra forma los problemas de mundo arabo-musulmán.

La situación es extremadamente difícil y alarmante. Hay dificultades por doquier, ya sea a nivel político, económico, social o científico. Muchos intelectuales, políticos, partidos, grupos e individuos intentan encontrar soluciones para salir de esta decadencia. Algunos escogen para ello las manifestaciones, otros la violencia, otros la política, otros la religión, otros la educación, y otros la economía. Aunque los actores no quieran reconocerlo, todos los intentos de desarrollo han fracasado. La gente está simplemente harta de ver avanzar a otros países mientras que el suyo retrocede. El último pilar de apoyo de la corriente religiosa para defender su proyecto político-social era de orden moral. Las guerras civiles y sus atrocidades en Irak y en Siria han asestado golpes severos al capital moral de los grupos islamistas, cuya credibilidad es también fragilizada desde el exterior: cuando la canciller alemana Merkel, «la descreída», acepta recibir más de un millón de refugiados arabo-musulmanes, cuando la población europea «supuesta enemiga del islam» acoge a refugiados con los brazos abiertos, con botellas de agua en la mano y, al mismo tiempo, otros se manifiestan contra sus gobiernos para que habrán las fronteras; cuando Angelina Jolie «la actriz sin pudor que pervertía a la juventud y a la moral» abandona sus comodidades hollywoodienses para dedicarse a ayudar a los refugiados musulmanes, vemos islamistas, por ejemplo el partido salafista egipcio Alnour, sosteniendo el golpe de estado contra un presidente islamista elegido por el pueblo (Mohamed Morsi, hermano musulmán) y el poder de un general que mantiene posiciones inéditas, en lo relativo a la resistencia palestina «causa primordial para las poblaciones arabo-musulmanas». ¡Grupos islamistas masacran musulmanes sin ninguna piedad en nombre del islam! Algunos países musulmanes arrojan más leña al fuego por razones sectarias: los chiitas y los sunitas se odian más entre ellos de lo que odian a sus enemigos tradicionales, los Estados Unidos e Israel. Los puntos de referencia y los principios han desaparecido casi por completo. Todos los proyectos que han visto la luz desde las independencias árabes (proyecto liberal, comunista, socialista, nacionalista, islamista, yihadista…) se hunden, todos han fracasado.

La cuestión es: ¿quién tiene la solución? O al menos ¿cuál es el problema? ¿Por qué los países árabes no consiguen remontar? ¿Por qué no progresan como Turquía, Brasil, Singapur, Japón, Corea del Sur, Indonesia o incluso Irán? ¿Se trata de los dirigentes de los países árabes? ¿Se trata de la mentalidad de la población? ¿Es Occidente? ¿Es Israel? ¿Es el islam? ¿Es la hegemonía occidental? ¿Son los Estados Unidos? ¿Es la dictadura de la corrupción? ¿Es la situación económica? ¿Es la no-aplicación de la sharía? Estas preguntas ocupan las mentes cada vez más. Se impone la necesidad de una reforma epistemológica según numerosos intelectuales, sobre todo tras descubrir que la reforma política no resuelve los problemas. Los árabes hicieron caer cuatro regímenes (en Túnez, Egipto, Libia y Yemen): la miseria sigue ahí y algunos afirman que la situación ha empeorado, hasta tal punto, que añoran el sistema anterior.

Cada vez son más los que se interesan por el discurso reformista de Adnan Ibrahim[2] o de Muhammad Shahrur[3]. Otros se abren a argumentos irreligiosos: canales de YouTube y páginas de Facebook que preconizan el ateísmo, el agnosticismo o el deísmo tienen un éxito que llama la atención de los observadores. Los debates se multiplican entre todas las corrientes en las redes sociales.

Los representantes de este movimiento humanista contemporáneo parecen haber comprendido que deben dirigirse a la masa si quieren obtener un cambio real, duradero y democrático. Parece que se inspiran de los métodos salafistas para difundir sus ideas. Sobre todo, saben que la población está bajo influencia de la ideología salafista, la cual se ha impuesto à raíz de los colosales esfuerzos que las autoridades sauditas han hecho para difundir la literatura salafista: en el mundo musulmán, las librerías se han llenado de libros, casetes y discos de ideólogos, teóricos y predicadores fundamentalistas. Una tras otra, las mezquitas han caído en manos de los predicadores salafistas. Los foros salafistas se han multiplicado fácilmente en internet, máxime si tenemos en cuenta que esta ideología dispone de una literatura inagotable que solo hay que digitalizar para que esté disponible en la red. Finalmente, ha sido suficiente para los salafistas con acabar con la supuesta censura teológica en televisión para que las cadenas salafistas sufragadas, de nuevo, por Arabia Saudí se multipliquen y lleguen a mucha más gente. Mezquitas, discursos cotidianos y semanales, casetes que invaden los transportes públicos…todo ha provocado que, actualmente, las masas arabo-musulmanas razonen a la manera salafista. Solo una élite cultivada resiste todavía.

Esta victoria de la ideología salafista se ha, por así decirlo, impuesto a todos: los salafistas no se han metido en política, han preferido invertir en el cambio de los individuos y en la predicación para actuar en la sociedad.

Sin embargo, actualmente internet y las redes sociales establecen una cierta igualdad de condiciones en la confrontación entre humanistas y tradicionalistas. Los reformistas del pasado no tenían este recurso: obligados a escribir libros que una pequeña cantidad de personas podía leer, eran acosados, amenazados, censurados y se les prohibía el dirigirse abiertamente a la población. Las cosas han cambiado. Actualmente, el combate consiste en ganarse a los jóvenes: para esto, cada quién puede decir lo que quiera en internet y la gente tiene acceso a todo lo que busque.

I. Algunos ejemplos de las nuevas actividades intelectuales

  • Basel Rafayeh, un periodista jordano, publica en su página de Facebook, seguida por más de 9000 personas, un pequeño artículo con el título «La primavera laica»[4]en el cual podemos leer:

No dudo que la próxima primavera árabe será laica. Los árabes saldrán a la calle y a las plazas para pedir un Estado moderno que no los manipule utilizando el pasado, la Historia y los textos. Se sublevarán contra la autoridad religiosa disimulada en las constituciones, las leyes y las legitimidades diversas y variadas.

La gente quiere que se ocupen de sus intereses: quieren una educación que no mienta a sus hijas e hijos, ya no quieren una prole de estúpidos que repita lo que ha aprendido de memoria, que odie al otro, que sufra represión sexual y que encuentre un refugio en los grupos terroristas para encontrar la salvación y la recompensa. Quieren legislaciones para la ciudadanía, un verdadero desarrollo y una vida decente, en lugar de gastos hipócritas en instituciones religiosas improductivas y en lugar de derrochar la energía de los tribunales al enjuiciar a los blogueros por haber discutido sobre las palabras de un hombre muerto hace siglos.

La gente saldrá a proteger su religión de la alianza entre el poder y la manera de reflexionar salafista en todas sus formas. Reclamarán un estado laico que proteja las religiones y su sacralidad en el seno de los lugares de culto. Un Estado que impida que el poder se esconda detrás de la religión para privar a la gente de sus derechos y humillar su dignidad. Quieren un país como en los que han depositado sus esperanzas de obtener un visado, países que respetan la dignidad humana y el derecho de ejercer su religión.

Cuando ese día llegue, estoy seguro de que los militantes del islam político se contentarán antes que nada con observar, ordenando a sus bases que no participen, esperando establecer un «acuerdo» con el poder. Pero cuando los manifestantes hayan ganado algunos puntos, aprovecharán la oportunidad. Intentarán secuestrar la primavera laica… pero, esta vez, no habrá lugar ni para ellos, ni para el poder, ni para la hipocresía de otros sitios.

En una dirección más filosófica:

  • Ahmad Yusuf[5]publica un largo escrito de cuatro páginas, «A propósito de la normatividad: Nietzsche, una brusca voz que grita en la jungla»[6], en el que explica cómo, para él, Nietzsche ha influido en la visión de las normas o de la normatividad:

Los descubrimientos darwinianos, la crueldad de las sociedades industriales y la podredumbre de la política en los imperios coloniales modernos han asestado un duro golpe al bello sueño del género humano. Hasta que Nietzsche lanzó un fuerte grito que anunciaba la muerte de la humanidad. Esta muerte quedó patente con Freud y Marx. Así, la profecía de Nietzsche se hace realidad de la manera más horrible.

Nietzsche era un profeta. Sin embargo, no aspiraba a construir un paradigma, ni a presentar teorías, fue un pecador apocalíptico, un iconoclasta. Excavaba en los restos del «cadáver» de la civilización para llegar a la máxima profundidad, esperando poner en marcha una nueva resurrección. Quería extirpar el pasado hasta llegar a la raíz. Ya no era posible restaurar nada. Era el momento de dejar el pasado y de comenzar de nuevo. Nos hacía falta un Nuevo hombre…

«No existe la verdad, solo las interpretaciones», dice. Esta es la revolución nietzscheana, la nueva base estructurante (o más bien deconstruccionista, para ser más exactos).

Si Platón estableció las bases de la unificación entre el sujeto (la razón personal/subjetiva) y el objeto (la existencia objetiva), si Kant las separó radicalmente, si Stuart Mill hizo del sujeto el espejo del objeto y Berkeley justo lo contrario que Mill, Nietzsche deconstruyó el sujeto (el yo). Deconstruyó la verdad.

El Ego ya no es una esencia: está «compuesto» por las ideas, las pasiones, los instintos y la memoria. El Ego es una consecuencia y no un principio. Las ideas crean al Ego y no al revés. Esta tesis ha sido posteriormente estructurada por Freud…

  • Ragy Yussef[7]escribe sobre la cuestión del libre albedrío:

1. En «La Distinción entre ciencia y no ciencia» del profesor Mohammad al-Sayyed, este hace alusión a una reunión de 186 expertos especializados en diversas disciplinas, de los cuales 18 eran Premio Nobel de Ciencia. Al final del congreso, anunciaron unánimemente que la astrología era una pseudociencia.

Lo sorprendente es lo que el filósofo de la ciencia Paul Feyerabend comenta sobre esta reunión: «Los que han afirmado eso no saben de lo que hablan». Como si los acusara de sofismo. Porque incitan a la gente a someterse a una autoridad epistemológica. Feyerabend considera que este anuncio es autoritario y que no posee argumentos suficientes para sostener la afirmación final. Esto nos conduce a la cuestión más peligrosa de las ciencias naturales modernas: la problemática de la distinción entre ciencia y no ciencia, un asunto al que Popper se ha pasado toda la vida intentando responder.

Para mí, el método científico es un método exitoso, este podría ser incluso el más exitoso de todos cuando se trata de controlar el mundo natural y de ponerlo al servicio del ser humano. Pero este sistema contiene, en sí mismo, el germen de su propia crítica. Y es exactamente lo que ha hecho Popper para llegar al punto medio entre dogmatismo y liquidez intelectual completa…

2. ¿La neurología (que estudia la consciencia humana) está segura de lo que es la consciencia de manera definitiva? Charles Sherrington (fundador de la neurofisiología) declaró que la química y la física son incapaces de desencriptar la razón. John Eccles (Premio Nobel de Neurofisiología) comparte la misma opinión. Ha declarado que lo que se produce en el dinamismo neurológico es una condición necesaria insuficiente en la experimentación de la conciencia (fuente: AUGROS, Robert. La nouvelle histoire de la science [La nueva historia de la ciencia]). Eccles cree en Dios y en la transcendencia, como afirmó en la introducción del libro The Self and Its Brain, el cual escribió en colaboración con Popper. Este libro se compone de tres tomos, pero solo uno ha sido traducido…[8]

También existen otras iniciativas más institucionalizadas, sobre todo en Egipto y en Marruecos, de dos organizaciones gestionadas por universidades:

  • Les Séculiers [Los Seculares]: esta red de difusión de ciencias históricas, sociológicas, filosóficas y teológicas fundada en 2011 radica en El Cairo, en Egipto, y constituye una iniciativa notable de laicización que toma forma a través de los «salones culturales» abiertos al público generalista. Reúne cerca de una centena de conferenciantes y publica principalmente vía YouTube y Facebook. Sus fundadores declaran que quieren laicizar la sociedad de abajo hacia arriba. Uno de los activistas más notorios de este movimiento se llama Ahmad Saad Zayed[9], el cual ha creado su canal de YouTube en 2011. Este recoge más de 300 horas de contenido informativo.

  • Believers Without Borders for Studies and Researches (مؤمنون بلا حدود): una fundación de investigación destinada por entero a la renovación intelectual. Se fundó en 2013. Esta organización gestiona una editorial, tres revistas, un periódico cultural electrónico y una página web. Difunde sus coloquios y conferencias en su canal de YouTube y produce documentales. Su sede está en Rabat, Marruecos, pero reúne investigadores y gestores de todos los países árabes, especialmente de Marruecos, Egipto, Jordania, Túnez y Siria.

II. La presencia del movimiento de secularización en las redes sociales

1- La corriente irreligiosa:

Los activistas de esta corriente están radicalmente en contra de las religiones, ya sea el islam, el cristianismo, el judaísmo o cualquier otro misticismo. Se apoyan esencialmente en la ciencia: acuden a los trabajos de Darwin, Richard Dawkins, Christopher Hitchens, Sam Harris y Lawrence Krauss. Abdullah al-Qasimi[10] y Voltaire son, literalmente, grandes iconos para ellos. Este movimiento está formado por deístas, agnósticos y ateos.

El islam y los árabes han podido apropiarse de la Historia gracias a los textos abrahámicos: Dios creó a Adán y Eva, ha habido varios pueblos antiguos paganos e idólatras, Dios decide enviar profetas, es decir, Noé y el Diluvio, episodio del pueblo de Ad, el del pueblo de Thamūd, Sala, Abraham, Moisés, Jesús, Mahoma y henos aquí… El islam, su atractivo y su expansión no hubieran sido posibles si no existiera la historia para explicar el mundo. Salvo que, desde Darwin, hay otro discurso que puede hacerlo y que está llamando a la puerta del mundo arabo-musulmán. Otra idea nueva es la de Nietzsche, cuando declara que Dios ha muerto. Estas son algunas de las ideas que han podido reemplazar, para algunos ex-musulmanes, a la idea capital del islam, la cual se basa en la existencia de Dios. Una tercera concepción, más antigua, cobra fuerza en los debates: hay una fuerza que ha creado el mundo, pero no podemos saber lo que es. O bien Dios existe, pero no interviene en la Tierra. El mundo árabe había hecho renacer al tradicionalista Ibn Taymiyyah. Gracias a internet, activistas irreligiosos intentan hacer renacer las ideas de Abul ʿAla Al-Maʿarri[11] y Ibn al-Rawandi[12].

Sitios web más conocidos:

Canales de YouTube más conocidos:

  • Sherif Gaber con 74 102 suscriptores.

  • The black ducks (canal eliminado) con 20 516 suscriptores.

  • The Other > con 15 131 suscriptores.

Personajes más conocidos:

La mayoría de los militantes de esta corriente vive fuera del mundo árabe, sobre todo en Occidente, pues estos están en peligro y corren un riesgo considerable. Algunos críticos que ni siquiera mantenían un proceso de ruptura violenta con el islam fueron asesinados, por ejemplo, Omar Batawil, Nahed Hattar, Farag Foda, etc…. Otros han sido amenazados. Los más jóvenes se apoyan principalmente en YouTube para comunicar sus ideas.

2- La corriente laica:

Contrariamente a los militantes irreligiosos, los representantes de la corriente laica viven en el mundo árabe. Si bien preconizan un rompimiento con la propaganda fundamentalista, toman en cuenta la elevada religiosidad de las poblaciones. Son, en su mayoría, universitarios expertos en religión e historia islámica. Consideran imposible la ruptura rotunda con la religión y la fe en las sociedades árabes y saben que, en cualquier caso, una posición de ruptura semejante reduciría su audiencia. Por consiguiente, admiten que el objetivo del proceso de «alumbramiento» no es desproveer a los individuos de su fe.

Los más conocidos:

Otras personalidades muy importantes marcan esta corriente: Yussef Seddik, Nasr Hamed Abu Zeid, Mohammed Arkun, Georges Tarabishi, Tarek Heggi, Salman Rushdie, Ali Mabruk[13], Hassan Hanafi, Hichem Djaït, etc. Pero estos últimos no se han volcado en un proceso editorial interactivo en internet como es el caso de los activistas a los que se dedica este artículo.

3- La corriente religiosa reformista:

El autor más conocido es Adnan Ibrahim, tan influente que algunos investigadores hablan ya de la época «post-Adnan», o bien lo comparan con Martín Lutero.

Los más conocidos:

III. La presencia de la corriente tradicionalista en las redes sociales sigue, no obstante, siendo dominante

Seamos francos: la ideología dominante hasta ahora (y aproximadamente desde los años 1985-1990) sigue siendo el tradicionalismo y el salafismo. Esta realidad queda bien patente en las redes sociales, siendo los predicadores más seguidos:

  1. Mustafa Hussni, (corriente moderada de los «Hermanos Musulmanes»), con 30 438 168 de suscriptores.

Fig. 2

Impacto mediático de Mustafa Hosny [sic] (Social Bakers

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  1. Muhammad al-Arifi (corriente salafista fundamentalista), con 23 933 804 de suscriptores.

Fig. 3

Impacto mediático de Muhammad al-Arifi (Social Bakers

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Tabla cualitativa de las corrientes intelectuales en el mundo arabo-musulmán

Corriente tradicionalista

Corriente humanista

Corriente clásica conservadora

Corriente del islam político

Corriente religiosa reformista

Corriente irreligiosa (ruptura)

Corriente laica

Alazhar

Los Hermanos Musulmanes

Conciliación del Islam con la modernidad, pero respetando la supremacía del texto sobre los intereses de la umma

Ateos

Universitarios y expertos que viven en el mundo arabo-musulmán y que no están, necesariamente, a favor de una ruptura con la religión

Las grandes universidades religiosas (Alkairuan, Alzituna)

El Grupo islámico en la India

Conciliación del Islam con la modernidad haciendo primar los intereses de la umma sobre el texto

Agnósticos

Partido de la Liberación (Hizb Al-Tahrir)

Los asharitas

Deístas

Los maturiditas

Los grupos salafistas yihadistas

Comunistas

Los sufistas

Corriente de Jomeini

El salafismo apolítico

Corriente de Hezbolá y otras corrientes similares (los hutíes en Yemen, por ejemplo)

Los partidarios de la principal autoridad religiosa chiita de Irak, representada actualmente por Alsistani y otras referencias similares

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Conclusión: ¿Se avanza hacia una secularización en el mundo árabe?

Pese a la gravedad de la situación, los militantes ven con optimismo cómo se están formando los cimientos de un movimiento racionalista a través del mundo arabo-musulmán. Desde este punto de vista, los intelectuales árabes hacen un trabajo colosal. Por tanto, es esencial que Occidente se mantenga firme en sus criterios humanistas y progresistas; y, de la misma forma, que los países occidentales paren de guerrear contra los países musulmanes como en Afganistán e Irak. Asimismo, hay que cesar de satanizar a los Hermanos Musulmanes, los cuales han mostrado una cierta apertura a la evolución ideológica y un pacifismo sin igual, sobre todo en Egipto; sería más sabio hacerlos adeptos de la causa de los moderados. El enemigo de los pueblos no son los Hermanos Musulmanes sino, más bien, el fundamentalismo del salafismo en este caso. Que quede claro que hablamos estrictamente de esta ideología y no de las personas: se trata de conseguir liberar a los individuos de la influencia salafista de la que son víctimas. Finalmente, hay que arreglar el problema palestino: todos los especialistas coinciden en que la paz en Oriente Medio será imposible mientras esa espina siga clavada.

Este nuevo movimiento humanista en el mundo arabo-musulmán es prometedor. Probablemente repercutirá en todos los países árabes. Incluso pensamos que llegará a los musulmanes de Europa, como ha sido el caso del salafismo, el cual se extendió desde Arabia Saudí. La cuestión principal ha sido ya percibida desde hace tiempo por numerosos reformadores: ¿Cómo las sociedades musulmanas pueden abordar el giro de la secularización? Este fue favorecido en Occidente por la intensificación de intercambios, por la alfabetización y la crítica del principio de autoridad en los debates. ¿Las redes sociales tendrán el mismo efecto liberador en el mundo arabo-musulmán que el enciclopedismo en el mundo cristiano?

La mediación entre los gobiernos del mundo queda patente: Barack Obama se encuentra con Vladimir Putin, el israelita Netanyahu se ríe con el palestino Abbas, los saudís organizan suntuosas festividades para acoger al estadounidense Trump, Francia vende armas a Egipto, etc. Vemos a los poderosos alzar sus copas, bailar y bromear cuando se encuentran en cumbres, reuniones, negociaciones y visitas. ¡Pero los pueblos no brindan juntos!

Haría falta hacer entender a los pueblos occidentales y árabes que los perdedores son ellos, que los muertos en las guerras son ellos y no los miembros de sus gobiernos. Hace falta que entiendan que su destino es común (Planel, 2017) y que son muy similares en cuanto a sus esperanzas y a sus sufrimientos. ¿Cuándo presionarán los pueblos a sus gobiernos para que paren las guerras? Si quieren poner término a sus miserias es el momento de que los pueblos se hablen, negocien y se escuchen entre ellos. Esto es posible actualmente a causa de −o gracias a− la globalización, la cual se ha convertido en una realidad irreversible. Es también gracias a internet y a la educación. Hoy en día, los pueblos pueden hablar los unos con los otros si tener que pasar por los gobiernos.

Pero, ¿mediante qué bases podrían hablar los latinoamericanos, por ejemplo, com los indios? ¿Y los chinos con los africanos? O −y es un diálogo esencial en el marco de este artículo− ¿los árabes y los europeos? Las religiones no crean ningún tipo de base común. Si todos tenemos religiones diferentes, incluso ninguna, hay que encontrar bases universales. Estas, en nuestra opinión, se basan en la racionalidad, la ciencia y la filosofía. Dicho de otra manera, sobre lo que nosotros llamamos Humanismo.

Dado que los avances industriales, tecnológicos y científicos son mucho más importantes en los países europeos, la influencia europea en el mundo arabo-musulmán es predominante, lo cual no gusta a los árabes en general, ni siquiera a los más leídos (incluido el autor de estas líneas) si esto significa que la cultura europea sigue siendo la dominante. Ese sentimiento de humillación intelectual es todavía más fuerte para los últimos militantes que ven en el islam la «solución mágica» de los problemas del mundo árabe y de la humanidad.

Esta humillación solo es superable si los árabes consiguen, una vez más, apropiarse de la Historia, es decir, si se llega a la conclusión de que el pensamiento moderno es más una producción humana que un producto europeo. Además, incluso los griegos de la Antigüedad, considerados los precursores del humanismo, no inventaron sus ideas ex nihilo y reconocen estar en deuda con las civilizaciones más antiguas o vecinas: la sumeria, la egipcia, la cananea, y la fenicia. Desde un punto de vista más general, las vías del progreso humano fueron siempre diversas y la secularización va de la mano con el reconocimiento de esta pluralidad y de la necesaria e inmemorial hibridación de las culturas. Lejos de limitarse a afirmar una identidad aislada, los mitos asociados a las civilizaciones hablan todos de migraciones, de la adquisición del saber a través de varias fuentes, lo cual es queda confirmado por los conocimientos históricos y arqueológicos, incluso lingüísticos. Apropiarse de las técnicas actuales y desarrollar la educación, multiplicar los intercambios, es contribuir a enriquecer a la humanidad entera y a librarse de rivalidades obsoletas y mortíferas.

En las circunstancias actuales, las centenas de miles de refugiados arabo-musulmanes en Europa pueden jugar un rol en el acercamiento de los pueblos y en el apogeo del humanismo y de la secularización en el mundo arabo-musulmán. La integración de estos recién llegados en el sistema educativo europeo es primordial. Pensemos particularmente en los miles de sirios de Alemania: estudian allí y seguramente influirán en las mentalidades de Oriente Medio. Intelectuales como Mohammed Arkoun, Edward Said o Georges Tarabishi fueron educados en Occidente. Por tanto, son intelectualmente influyentes, y leídos, en el mundo arabo-musulmán contemporáneo y han conseguido dar una visión más amplia del mundo y del tipo de relación que debe prevalecer entre los pueblos. Como antecesores podemos mencionar, por supuesto, a Jamāl-al-dīn al-Afghānī (1838-1897), a Muhammad Abduh (1849-1905) y a Rifa’a al-Tahtawi (1801-1873), los cuales se ubican en los orígenes del movimiento reformista en el mundo arabo-musulmán del siglo XIX. Estos últimos hicieron sus estudios en Francia y fueron influidos por la Ilustración. Entre los miles de refugiados de Europa seguramente habrá intelectuales. Por esta razón, la educación es una de las claves para una mayor compresión y acercamiento entre los pueblos.

La gran pregunta concierne al destino que le espera a este movimiento. En el pasado hemos visto muchos intentos de modernización ¿Este lo conseguirá? ¿Su futuro será diferente? ¿Habrá progresos en el acercamiento y la cooperación de los europeos y los árabes? La historia lo dirá. Solo hay algo seguro: esto dependerá de los actos y de las decisiones de cada uno de nosotros.

Traducción: Alba Almenara Lorenzo