Corps de l’article
During a lecture tour through Orwell’s Catalonia in the summer of 2002, I participated in a radio discussion, broadcasted live, on the origins and nature of Spanglish. Among the participants, who were either present or connected by satellite, there was a language purist affiliated to the Real Academia Española de la Lengua Castellana. There was some discussion on the capacity of a language to express emotions and the challenge Spanglish faces in this area. In his diatribe, this caballero stated that the mongrel tongue should not be taken seriously until and unless it produced a masterpiece of the caliber of Don Quixote of La Mancha, the magnum opus of Iberian letters, published by Cervantes in two parts, the first in 1605 and the second one in 1615. My immediate response was one of agreement. It’s too early to say what pattern Spanglish will take in its development, I suggested. While it isn’t impossible that in a couple of hundred years such a masterpiece might be composed in a variety of Spanglish unfamiliar to us today, a “translation” of the novel isn’t at all impossible, and neither is it improbable.
Ipso facto, the program host asked me to improvise a few sentences. How would such translation “feel”? I spontaneously complied to his request-con enorme placer.
Upon my return to the downtown hotel, I spoke with Sergio Vila-Sanjuan, an editor for the daily La Vanguardia. After some discussion with his colaboradores y colegas, he wanted me to send him a.s.a.p. my translation of Part I, Chapter 1.
Poco después, at home in Massachusetts, me dediqué de lleno to the endeavor. The piece appeared in the supplement Cultura/s.
An international controversy ensued.
The strategy I took to render the text is easy to summarize. Spanglish remains, for the most part, an oral vehicle of communication, spoken predominantly by individuals of different national backgrounds in the United States. Although there is much in common among these national groups, each has devised its own linguistic modality. I refuse to choose a single modality; instead, my objective, similar to those on Spanish-language TV north of the Rio Grande and, more important even, to the one used assiduously in the Internet, is a middle ground-de ningún lugar y de todas partes.
Mine isn’t a standardized Spanglish because for now no such composite exists. Maybe soon, but not yet…
So mine is an “artificial” language, isn’t it? Sure, it ought to be. Until and unless Spanglish moves from the oral to the written mode-and it’s showing signs of doing so already-any literary attempt is, inevitably, una afectación. As translator I let myself be permeated by any and all varieties of Spanglish (Pachuco, Dominicanish, Cubonics, Nuyorrican, etc.) in the hope of producing a version that might be “read” by Latinos of different national backgrounds and by non-Hispanics and non-Spanglish-speakers as well.
A journalist for La Nación in Buenos Aires, not without sarcasm, described the effort as joyceano.
In Spanish, joyceano means Joycean; in Spanglish, joyful.
And why did I dare to translate Don Quixjote? Again, the answer is easy: translation is always a form of appropriation. If there are eighteen different full-length translations of Cervantes’s novel into English-several Victorian attempts, a handful of modern ones, a postmodern version, etc.-available for readers across the Atlantic Ocean, it should also be made accessible to the new breed, e.g., Latinos in the United States, whose culture is the result of a new mestizaje, part Hispanic and part Anglo, part Spanish and part English.
Ilan Stavans
***
Don Quixote de La Mancha
Miguel de Cervantes
First Parte, Chapter UnoIn un placete de La Mancha of which nombre no quiero remembrearme, vivía, not so long ago, uno de esos gentlemen who always tienen una lanza in the rack, una buckler antigua, a skinny caballo y un grayhound para el chase. A cazuela with más beef than mutón, carne choppeada para la dinner, un omelet pa’ los Sábados, lentil pa’ los Viernes, y algún pigeon como delicacy especial pa’ los Domingos, consumían tres cuarers de su income. El resto lo employaba en una coat de broadcloth y en soketes de velvetín pa’ los holidays, with sus slippers pa’ combinar, while los otros días de la semana él cut a figura de los más finos cloths. Livin with él eran una housekeeper en sus forties, una sobrina not yet twenty y un ladino del field y la marketa que le saddleaba el caballo al gentleman y wieldeaba un hookete pa’ podear. El gentleman andaba por allí por los fifty. Era de complexión robusta pero un poco fresco en los bones y una cara leaneada y gaunteada. La gente sabía that él era un early riser y que gustaba mucho huntear. La gente say que su apellido was Quijada or Quesada—hay diferencia de opinión entre aquellos que han escrito sobre el sujeto—but acordando with las muchas conjecturas se entiende que era really Quejada. But all this no tiene mucha importancia pa’ nuestro cuento, providiendo que al cuentarlo no nos separemos pa’ nada de las verdá.
It is known, pues, que el aformencionado gentleman, cuando se la pasaba bien, which era casi todo el año, tenía el hábito de leer libros de chivaldría with tanta pleasura y devoción as to leadearlo casi por completo a forgetear su vida de hunter y la administración de su estate. Tan great era su curiosidad e infatuación en este regarde que él even vendió muchos acres de tierra sembrable pa’ comprar y leer los libros que amaba y carreaba a su casa as many as él podía obtuvir. Of todos los que devoreó, ninguno le plaseó más que los compuestos por el famoso Feliciano de Silva, who tenía una estylo lúcido y plotes intrincados that were tan preciados para él as pearlas; especialmente cuando readeaba esos cuentos de amor y challenges amorosos that se foundean por muchos placetes, por example un passage como this one: La rasón de mi unrasón que aflicta mi rasón, en such a manera weakenea mi rasón que yo with rasón lamento tu beauty. Y se sintió similarmente aflicteado cuando sus ojos cayeron en líneas como these ones: … el high Heaven de tu divinidad te fortifiquea with las estrellas y te rendea worthy de ese deserveo que tu greatness deserva.
El pobre felo se la paseaba awakeado en las noches en un eforte de desentrañar el meanin y make sense de pasajes como these ones, aunque Aristotle himself, even if él had been resurrecteado pa’l propósito, no los understeaba tampoco. El gentleman no estaba tranquilo en su mente por las wounds que dio y recebió Don Belianís; porque in spite de how great los doctores que lo trataron, el pobre felo must have been dejado with su face y su cuerpo entero coverteados de marcas y escars. Pero daba thanks al autor por concluir el libro with la promisa de una interminable adventura to come. Many times pensaba seizear la pluma y literalmente finishear el cuento como had been prometeado, y undoubtedly él would have done it, y would have succedeado muy bien si sus pensamientos no would have been ocupados with estorbos. El felo habló d’esto muchas veces with el cura, who era un hombre educado, graduado de Sigüenza. Sostenía largas discusiones as to quién tenía el mejor caballero, Palmerín of England o Amadís of Gaul; pero Master Nicholas, el barbero del same pueblo, tenía el hábito de decir que nadie could come close ni cerca to the Caballero of Phoebus, y que si alguien could compararse with él, it had to be Don Galaor, bró de Amadís of Gaul, for Galaor estaba redy pa’ todo y no era uno d’esos caballeros second-rate, y en su valor él no lagueaba demasiado atrás.
En short, nuestro gentleman quedó tan inmerso en su readin that él pasó largas noches—del sondáu y sonóp—, y largos días—del daun al dosk—husmeando en sus libros. Finalmente, de tan pocquito sleep y tanto readin, su brain se draidió y quedó fuera de su mente. Había llenado su imaginación con everythin que había readieado, with enchantamientos, encounters de caballero, battles, desafíos, wounds, with cuentos de amor y de tormentos, y with all sorts of impossible things, that as a result se convenció que todos los happenins ficcionales que imagineaba eran trú y that eran más reales pa’ él que anithin else en el mundo. El remarcaba que el Cid Ruy Díaz era un caballero very good, pero que no había comparación with el Caballero de la Flaming Sword, who with una estocada had cortado en halfo dos giants fierces y monstruosos. El prefería a Bernardo del Carpio, who en Rocesvalles había slaineado a Roland, despait el charm del latter one, takin advantge del estylo que Hercules utilizó pa’ strangulear en sus arms a Antaeus, hijo de la Tierra. También tenía mucho good pa’ decir de Morgante, who, though era parte de la raza de giants, in which all son soberbios y de mala disposición, él was afable y well educado. But, encima de todo, él se cherisheaba de admiración por Rinaldo of Montalbán, especialmente when él saw him sallyingueando hacia fuera of su castillo pa’ robear a todos los que le aparecían en su path, or when lo imagineaba overseas thifeando la statue de Mohammed, which, así dice la story, era all de oro. Y él would have enjoyado un mano-a-mano with el traitor Galalón, un privilegio for which él would have dado a su housekeeper y su sobrina en el same bargain.
In efecto, cuando sus wits quedaron sin reparo, él concebió la idea más extraña ever occurrida a un loco en este mundo. Pa’ ganar más honor pa’ himself y pa’ su country al same time, le parecía fittin y necesario convertirse en un caballero errant y romear el mundo a caballo, en un suit de armadura. El would salir en quest de adventuras, pa’ poner en práctica all that él readeaba en los libros. Arranglaría todo wrong, placeándose en situaciones of the greatest peril, and these mantendían pa’ siempre su nombre en la memoria. Como rewarda por su valor y el might de su brazo, el pobre felo podía verse crowneado por lo menos as Emperador de Trebizond; y pues, carriado por el extraño pleacer que él foundió en estos thoughts, inmediatamente he set to put el plan en marcha.
Lo primero que hizo fue burnishear old piezas de armadura, left to him por su great-grandfather, que por ages were arrumbada en una esquina, with polvo y olvido. Los polisheó y ajustó as best él could, y luego vio que faltaba una cosa bien importante: él had no ral closed hemleto, but un morión o helmete de metal, del type que usaban los soldados. Su ingenuidad allowed him un remdio al bendear un cardbord en forma de half-helmete, which, cuando lo attacheó, dió la impresión de un helmete entero. Trú, cuando fue a ver si era strong as to withstandear un good slashin blow, quedó desappointeado; porque cuando dribleó su sword y dió un cople of golpes, succedió only en perder una semana entera de labor. Lo fácil with which lo había destrozado lo disturbó y decidió hacerlo over. This time puso strips de iron adentro y luego, convencido de que alredy era muy strong, refraineó ponerló a test otra vez. Instead, lo adoptó then y there como el finest helmete ever.
Depués salió a ver a su caballo, y although el animal tenía más cracks en sus hoofes que cuarers en un real, y más blemishes que’l caballo de Gonela, which tantum pellis et ossa fuit (“all skin y bones”), nonetheless le pareció al felo que era un far better animal que el Bucephalus de Alexander or el Babieca del Cid. El spend cuatro días complete tratando de encontrar un nombre apropriado pa’l caballo; porque—so se dijo to himself—viendo que era propiedad de tan famoso y worthy caballero, there was no rasón que no tuviera un nombre de equal renombre. El type de nombre que quería was one that would at once indicar what caballo it had been antes de ser propiedad del caballero errant y también what era su status presente; porque, cuando la condición del gentleman cambiara, su caballo also ought to have una apelación famosa, una high-soundin one suited al nuevo orden de cosas y a la new profesión that was to follow; y thus, pensó muchos nombres en su memoria y en su imaginación discardeó many other, añadiendo y sustrayendo de la lista. Finalmente hinteó el de Rocinante, un nombre that lo impresionó as being sonoroso y al same time indicativo of what el caballo had been cuando era de segunda, whereas ahora no era otra cosa que el first y foremost de los caballos del mundo.
Habiendo foundeado un nombre tan pleasin pa’ su caballo, decidió to do the same pa’ himself. Esto requirió otra semana. Pa’l final de ese periodo se había echo a la mente that él as henceforth Don Quixote, which, como has been stated antes, forwardeó a los autores d’este trú cuento a asumir que se lamaba Quijada y no Quesada, as otros would have it. Pero remembreando que el valiant Amdís no era happy que lo llamaran así y nothin más, but addirió el nombre de su kingdom y su country pa’cerlos famous también, y thus se llamó Amadís of Gaul; so nuestro good caballero seleccionó poner su placete de origen y became Don Quixote de La Mancha; for d’esta manera dejaría very plain su linaje y confería honor a su country by takin su nombre y el suyo en one alone.
Y so, with sus weapons alredy limpias y su morión in shape, with apelaciones al caballo y a himself, él naturalmente encontró que una sola cosa laqueaba: él must seekiar una lady of whom él could enamorarse; porque un caballero errant sin una ladylove was like un árbol sin leaves ni frutas, un cuerpo sin soul.
“If,” dijo, “como castigo a mis sines or un stroque de fortuna, me encuentro with un giant, which es una thing que les pasa comunmente a los caballeros errant, y si lo slaineo en un mano-a-mano o lo corto en two, or, finalmente, si vanquisheo y se rinde, would it not be well tener a alguien a whom yo puedo enviárelo como un presente, in order pa’ que’l giant, if él is livin todavía, may come in pa’ arrodillarse frente a mi sweet lady, and say en tono humilde y sumisivo, ‘Yo, lady, soy el giant Caraculiambro, lord de la island Malindrania, who has been derroteado en un single combate para ese caballero who never can be praiseado enough, Don Quixote of La Mancha, el same que me sendió a presentarme before su Gracia pa’ que Usté disponga as you wish?’”
Oh, cómo se revolotió en este espich nuestro good gentleman, y más than nunca él pensaba en el nombre that él should oferear a su lady! Como dice el cuento, there was una very good-lookin jovencita de rancho who vivía cerca, with whom él had been enamorado una vez, although ella never se dio por enterada. Su nombre era Aldonza Lorenzo y decidió that it was ella the one que debía to have el título de lady de sus pensamientos. Wisheó pa’ ella un nombre tan good como his own y que conveyera la sugestión que era princeza or great lady; y, entonces, resolvió llamarla Dulcinea del Toboso, porque ella era nativa d’ese placete. El nombre era musical to his óidos, fuera de lo ordinario y significante, like los otros que seleccionó pa’ himself y sus things.
Don Quijote en espanglais : réflexions autour de la traduction d’Ilan Stavans
La version en Spanglish d’Ilan Stavans du premier chapitre de Don Quijote ainsi que le commentaire qui le précède sont des textes que nous qualifierions d’emblée de courageux, de par leur objet premier qui est d’aborder la traduction métissée du plus célèbre roman de toute l’histoire de la littérature mondiale et dont on fête cette année le 400e anniversaire. Ce sont également des textes qui inspirent les réflexions suivantes.
La première, toute simple, tire son origine non pas d’une phrase du Quijote lui-même que Stavans aurait traduite en Spanglish, mais plutôt d’une phrase en espagnol qu’il traduit en anglais pour les besoins du commentaire qui précède sa traduction, phrase qu’on ne peut donc que deviner. En effet, Stavans raconte que, lors d’une émission radiophonique à laquelle il a été invité à participer avec un membre de la Real Academia Española (RAE) pour débattre des origines et de la nature du Spanglish, l’animateur lui a posé une question relative à la faisabilité d’une traduction du Quijote en Spanglish. Stavans écrit : “Ipso facto, the program host asked me to improvise a few sentences. How would such translation ‘feel’?”. Bien entendu, l’animateur lui a posé la question en espagnol, et la phrase est rapportée ici en traduction anglaise. Mais cette phrase, dans sa version traduite, est quelque peu curieuse : “How would such translation ‘feel’?”. Stavans impose lui-même les guillemets au verbe. De quel verbe espagnol feel est-il au juste la traduction? De surcroît, on ne notera pas sans intérêt que la discussion principale qui découle du questionnement d’un « puriste de la Real Academia » au sujet des caractéristiques du Spanglish n’ont pas porté sur la capacité d’une langue métissée telle que le Spanglish à élaborer une certaine norme linguistique (si minime soit-elle), mais plutôt à exprimer de réelles émotions. Serait-ce d’ailleurs pour cette raison que l’animateur ne lui a pas non plus demandé d’improviser pour comprendre les rudiments du fonctionnement interne de cette langue, mais pour en saisir la profondeur sur le plan de l’expression? À dire vrai, on ne peut s’empêcher de se demander si la traduction anglaise de la question de l’animateur était vraiment : How does a translation into Spanglish feel? Ou si cette question faisait plutôt allusion, en espagnol, à une traduction sentie? Ou encore sensée? La question avait-elle quelque chose de plus global à voir avec le sens de cette traduction? L’animateur a-t-il parlé de sentir, de sentido, des termes qui pourraient renvoyer de toute manière à l’une ou l’autre des possibilités? Des termes dont la traduction de Stavans en anglais ne pourrait être, en définitive, qu’une traduction métissée.
Au-delà du sens de cette question, mais aussi au-delà de la question du sens de la traduction de Stavans, il y a un sentiment qui habite clairement ici le traducteur, soit le refus de se laisser confiner par une vision normalisée de la langue traduisante : “Mine isn’t a standardized Spanglish because for now no such composite exists.” Est-ce l’absence d’une variété standard de la langue de traduction (qui, historiquement, a cherché à coller davantage à la norme que celle de la version originale dont elle dérive) qui fait douter le puriste, le caballero (pour emprunter le terme de Stavans…) avec qui ce dernier raconte avoir débattu de la viabilité même du Spanglish? L’argument du puriste consiste à dire qu’une langue ne peut être prise au sérieux jusqu’à ce qu’elle puisse compter parmi son patrimoine littéraire un chef-d’oeuvre tel le Quijote de Cervantes. Et pourtant, s’il fallait s’en tenir à ce critère, rares sont les langues qu’on devrait prendre au sérieux. Faut-il le rappeler, le Quijote n’est pas le produit du génie de la langue (espagnole en l’occurrence), mais bien plutôt celle d’un génie de la langue (tout court), du génie également de la langue de son époque, et aussi du génie de tous ceux qui l’ont fait vivre et revivre en traduction, pour la énième fois dans certaines langues (comme en anglais et en français) ou pour la première fois comme ici dans le Spanglish de Stavans.
La deuxième réflexion que nous inspire la traduction du Quijote en Spanglish, ainsi que le commentaire qui le précède, porte sur le lieu de la traduction, qui est, comme le définit Stavans : de ningún lugar y de todas partes. Nous ne pouvons nous empêcher de voir dans cette affirmation un rappel de l’indétermination propre au terme lugar dans le roman de Cervantes (encore plus que dans la traduction des premiers mots du Quijote, soit In un placete de La Mancha…, où l’on peut lire le mot place dans placete davantage que tout autre terme, en commençant par village, ayant un sens précis et déterminé). En effet, même si cela n’a pas fait l’objet de nombreux commentaires critiques, il se trouve que l’examen de traductions récentes en anglais (pour ne prendre que l’exemple de la langue en traduction la plus voisine du Spanglish dans lequel Stavans a produit sa version) laisse, à cet égard, transparaître une certaine hésitation. Car il faut dire que la traduction anglaise la plus en vogue (et non sans raison) ces derniers temps, soit celle d’Edith Grossman, est particulièrement éloquente, sur ce point (im)précis, dans son indétermination, dans sa laconicité, dans sa post-modernité. Le texte de Grossmann (2003, p. 19), par opposition à toute autre traduction de mémoire récente (en anglais ou en français), s’ouvre sur les mots : Somewhere in La Mancha, in a place […] alors que l’histoire du Quijote en traduction a habitué le lecteur à un incipit plus précis, plus déterminé, où il est toujours dit clairement que le terme lugar dans le célébrissime En un lugar de La Mancha de cuyo no quiero acordarme… est un village (terme privilégié par l’ensemble des traductions françaises et anglaises depuis toujours), un lieu géographique précis et déterminé. Nulle part ailleurs y a-t-on vu (à part chez Grossman… et peut-être maintenant chez Stavans!) une confirmation de l’imprécision ou de l’indétermination volontaire qui s’ensuit dans le choix fait par Cervantes du semi-auxiliaire no querer, à propos duquel Francisco Rico (1998 : vol. 1 : 35), rappelle, dans une note relative à cette phrase et figurant dans sa toute récente édition du Quijote :
‘no voy, no llego a acordarme ahora’ (e incluso ‘no entro ahora en si me acuerdo o no’); quiero puede tener aquí valor de auxiliar, análogo al de voy o llego en las perífrasis equivalentes ; en el desenlace, sin embargo, C. recupera el sentido propio del verbo: « cuyo lugar no quiso poner Cide Hamete puntualmente… » (II, 74, 1222). La indeterminación de ese comienzo, que tiene numerosos análogos en narraciones de corte popular, contrasta con los prolijos detalles con que se abren algunos libros de caballería.
Par ailleurs, l’indétermination qui caractérise le choix déterminé du terme placete dans la traduction de Stavans ou de place dans la traduction de Grossman (choix soutenu par l’adverbe somewhere sur lequel s’ouvre le texte de la traductrice) concorde tout à fait avec le commentaire de Rico au sujet de l’habituel caractère détaillé et de la prolixité des libros de caballería que cherchait à parodier Cervantes. Autrement dit, la parodie passe ici en traduction par l’indétermination, voire l’imprécision du vocabulaire. Aussi le texte de Stavans peut-il se réclamer, justement, de nulle part et de partout, y compris des endroits dont sont originaires, comme le dit le traducteur, les “Latinos of different backgrounds”, qui figurent les premiers parmi ce nouveau lectorat à qui, il est permis de penser, il cherche à faire s’approprier le très canonique texte de Cervantes.
Ce qui nous conduit à la troisième réflexion, qui touche justement à la question de la traduction par l’appropriation, c’est-à-dire aux raisons qui pourraient motiver une traduction dans une langue qui n’existe pas à l’écrit, qui est aux dires de son auteur une langue artificielle, d’abord et avant tout, résultat d’une improvisation qui devient par le fait même pleine appropriation du texte original. On saisit du travail et des commentaires de Stavans que si le Spanglish ne peut encore donner lieu à une oeuvre originale, il reste néanmoins qu’une traduction réalisée dans cette « langue » n’est pas impossible ni improbable. La traduction ne propose pas ici une visibilité du traducteur, ni non plus tout à fait celle d’une communauté de lecteurs, mais plutôt celle d’une communauté grandissante, du moins aux États-Unis, de locuteurs du Spanglish. En ce sens, la version de Stavans est avant toute chose démocratique. S’offrant comme elle le fait, sans trop regarder derrière elle, à un nouveau lectorat (en tant que nouvelle langue qui rend accessible le Quijote), cette traduction s’offre un nouveau lectorat constitué de non-hispanophones (car il s’y trouve suffisamment d’anglais pour que ces non-hispanophones puissent savoir, pour emprunter les termes de Stavans, how such a translation feels) et de non-locuteurs du Spanglish (comme la plupart de ceux qui comprennent et l’anglais et l’espagnol, à des degrés variables).
Enfin, si Stavans évoque la question de la stratégie employée pour arriver à une traduction, c’est qu’il y a chez lui méthode. Mentionnons rapidement en terminant en quoi consistent certains des principes qui sont mis en place par Stavans (dans la seule traduction du premier chapitre du Quijote) et qu’on peut relever sans trop de difficulté. La première chose qu’on voudra souligner, c’est la présence à peu près égale des deux langues sans qu’il y ait répartition entre telle fonction linguistique (expressive, référentielle, poétique, etc.) réservée à telle langue plutôt qu’à telle autre. Par exemple, on aurait pu penser que les termes à consonance plus espagnole seraient réservés à l’affect alors que ceux de langue anglaise se limiteraient, quant à eux, à décrire la réalité. Or, il n’en est rien. Si le travail de Stavans semble parfois tenir de l’arbitraire, c’est peut-être que sa syntaxe n’obéit à aucun ordre prédéterminé dans le choix de la langue. C’est quand même lui qui parle d’avoir spontanément répondu à la demande de l’animateur d’improviser quelques phrases du Quijote en Spanglish. On sera à même de constater que s’il y a ici stratégie de traduction, position de traduction, projet de traduction, il n’y a pas pour autant systématicité dans les choix de traduction. Ce qui n’empêche pas les procédés de traduction-improvisation d’être multiples : nous pensons ici à l’usage particulier des conjugaisons (Stavans emprunte formellement à l’imparfait en espagnol et à l’imparfait du subjonctif, comme, par exemple, dans la forme conveyera). Nous pensons également au fait qu’aucun temps ne renvoie au prétérite espagnol (le temps du texte est souvent le présent). Il y a explicitation; remaniement de la syntaxe; réécriture; création verbale, mais aussi graphique (par exemple, on trouve des termes anglais comportant une graphie hispanisante pour rendre l’idée que le texte est parlé et qu’il est dans ce cas prononcé à l’espagnole, dont notamment trú plutôt que true, et espich plutôt que speech). Il y a encore néologisation (c’est, entre autres, le cas du verbe obtuvir) ou simple contravention à la norme écrite d’une langue standard (par exemple estaba redy au lieu de estaba ready). Tous ces procédés rendent parfaitement l’idée d’une langue vivante, malléable (plus près encore de l’oral que l’est l’anglo-américain, langue souvent donnée en exemple sur ce plan). Davantage et plus important peut-être, tous ces éléments et tous ces facteurs permettent au locuteur de poser un regard critique sur sa langue métissée.
Si on a bien lu Stavans, on aura compris que l’avenir de la traduction dans un milieu de plus en plus métissé n’est autre que la traduction métissée. Ici, c’est le Spanglish, mais il se pourrait bien que demain voie la traduction d’un autre classique dans une langue composite, non standardisée, faite d’anglais et d’une autre langue, ou faite tout simplement d’autres langues. Aux États-Unis peut-être, mais peut-être aussi au Canada, ou alors dans tout ailleurs où la culture dominante risque d’être métissée. Dans un tel contexte, le devoir de la traductologie est de faire une place à cette traduction, une place précise, celle à laquelle elle a droit, celle tout simplement qui lui revient.
Marc Charron
Parties annexes
Authors
Ilan Stavans
He is Lewis-Sebring Professor in Latin American and Latino Culture and Five-College 40th Anniversary Professor at Amherst College. His books include The Hispanic Condition (1995), The Riddle of Cantinflas (1998), On Borrowed Words (2001), Spanglish (2003), and Dictionary Days (2005). He edited the 4-volume set of Encyclopedia Latina (Scholastic). Routledge published The Essential Ilan Stavans in 2000 and the University of Wisconsin Press released Ilan Stavans: Eight Conversations, by Neal Sokol, in 2004. His work has been translated into a dozen languages.
Marc Charron
Il est professeur au Département d’études langagières de l’Université du Québec en Outaouais. Ses champs d’intérêt comprennent la traductologie contemporaine, l’adaptation, les littératures hispanophones et la sociologie des nouveaux médias. Ses recherches actuelles portent sur les traductions anglaises et françaises récentes de Don Quichotte.
Note
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This essay and translation first appeared in Spanglish: The Making of a New American Language (2003). Copyright © 2003 by Ilan Stavans. Used by permission of the author.
Références
- CERVANTES, Miguel de (1998), Don Quijote de la Mancha, Francisco Rico (dir.), 2 volumes + CD-Rom, Barcelone, Instituto Cervantes-Crítica.
- ___ (2003), Don Quixote, trad. par Edith Grossman, introd. par Harold Bloom, New York, Harpercollins.