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En buena medida, la labor de servicio y la actitud de entrega del franciscano es una característica que se imprime en su trabajo de traducción, un trabajo que es parte integral de su historia y que ha venido realizando desde hace muchos años. La traducción es, efectivamente, una manera de servir al lenguaje estableciendo un punto de contacto entre idiomas, culturas, incluso entre tiempos diferentes. En este sentido, y como en todo acto de mediación, hacer las veces de traductor supone un cierto grado de invisibilidad que le permite a los textos portar su propio brillo. Sin embargo, el traductor, aún oculto, es el artesano que permite que la riqueza de un texto se mantenga en las formas de otro lenguaje. Esta visión del traductor es la que se ajusta perfectamente a la labor franciscana porque es precisamente esa entrega al oficio la que permite contar hoy con un amplio registro de traducciones realizadas por religiosos franciscanos.
La labor de traducción de los franciscanos recoge los trabajos y ponencias presentados en el III Coloquio Internacional de Traducción Monacal: Los franciscanos hispanos por los caminos de la traducción: textos y contextos, presentado en Asís entre el 1 y el 4 de septiembre de 2011. La importancia de este texto reside en la valoración y la visibilidad otorgadas a la traducción que, de manera muy dedicada y con mucha constancia, ha realizado la orden franciscana. Un trabajo que ha llevado a cabo, además, en muchos casos de manera anónima. Como lo destaca Antonio Bueno García, coordinador de la edición, la labor de traducción se considera como una actividad “menor” dentro de la labor de servicio franciscana, sin embargo, el entrecomillado que el propio Bueno García mantiene cuando se refiere a la “minoridad” del trabajo de traducción, revela la necesidad de profundizar en él para entender su importancia. En la introducción, Bueno García establece que la “‘minoridad’ es un posicionamiento del individuo con respecto a Dios o los hombres, pero es un tema de indudable relevancia traductológica que trasciende los hechos y que guarda relación con la consideración del traductor invisible o con la supremacía del texto original frente al texto meta” (Bueno García 2013: 10). Sin embargo, más adelante Bueno García añade que la minoridad no debe confundirse con su importancia o con su autoestima ya que el franciscano está consciente de la importancia de su labor: “Volcado en su misión y la labor de mediación, no duda en poner en ellas todo su empeño hasta llegar a fórmulas de entendimiento con las poblaciones indígenas como las que propicia el mestizaje cultural o el sincretismo religioso” (11). La labor de traducción de los franciscanos permite una reflexión sobre la labor mediadora del traductor a través de la puesta en perspectiva histórica del trabajo de traducción franciscana.
El libro cuenta con 28 ponencias, además de un breve prólogo de José Antonio Merino que nos introduce a la figura de San Francisco de Asís y la introducción de Bueno García que pone en perspectiva la traducción misionera de los franciscanos. El registro de temas es amplio, quizás una de las aristas más importante del libro es aquella dedicada a sacar a la luz la labor anónima de traducción de algunos religiosos franciscanos. Podemos destacar, por ejemplo, el trabajo “Le Laude de fray Jacopone da Todi en español: Tras las huellas del traductor anónimo a través de prólogos y prefacios. Una propuesta de adscripción a fray Felipe de Sosa”, de Pilar Martino Alba, en el que la autora se sirve de los datos aportados por los diferentes prólogos de la traducción de la obra de fray Jacopone da Todi para proponer una hipótesis sobre la identidad del traductor de dicha obra. En este sentido también nos encontramos con “La labor traductora de las Clarisas de España”, de Carmen Cuéllar Lázaro, en el que se saca a la luz la labor de traducción que llevan a cabo la Orden de las Hermanas pobres de Santa Clara. Agustín Boadas Llavat, por su parte, realiza un trabajo también de “iluminación” de espacios invisibles en “Trovadores, filósofos y traductores: franciscanos catalanes a través de los siglos”, un trabajo que permite repasar la historia de la traducción franciscana en la Provincia de Cataluña. En este volumen incluso podemos acercarnos al trabajo de traducción de documentos internos de la Orden Franciscana a través de la ponencia de Enrique Cámara Arenas: “Los otros traductores franciscanos: la traducción de documentos internos de la orden”, lo que resalta precisamente la importancia del trabajo “menor” de los franciscanos, aquel que se oculta aún más a la mirada por ser parte de los procedimientos internos de la Orden.
Otra arista importante del libro es la dedicada al análisis de la obra de traductores particulares dentro de la Orden franciscana, análisis que se extiende por diferentes momentos, desde la Edad Media hasta el presente, por lo que este libro permite también una mirada histórica a su labor de traducción. Tenemos el caso de ponencias como “Pedro Gallego OMF y la ciencia. ¿Escritor, compilador, traductor? Una reflexión traductológica” de Hugo Marquant, “La traslación del discurso histórico-espiritual franciscano: Kajetán Esser traducido al español”, de Juan Albaladejo Martínez, que analiza la manera en que el traductor José Luis Albizu resuelve diferentes problemas de tratamiento lingüístico para enfrentar la distancia diacrónica del texto original. Podemos leer también el trabajo de Elena Serrano Bertos “Eugenio de Potríes, traductor de literatura sacro-pastoril”, y la investigación de Carlos Moreno Hernández, “La enmendatio como operación traductora en fray Ambrosio Montesino” que revisa la versión castellana traducida por fray Ambrosio Montesino de la Epístolas y evangelios del misal romano.
Una tercera arista no menos interesante aborda una perspectiva más institucional de la traducción, es decir, la manera en que los trabajos de traducción se insertan y se revisan dentro de la propia institución de la Orden franciscana. Lo interesante es ver aquí cómo la Orden contaba con un sistema de regulación de sus propios textos y de las traducciones. Alrededor de este tema encontramos trabajos como el de Rufina Clara Revuelta titulado “La orientación didáctica de los franciscanos”, el trabajo de Ana María Pérez Lacarta “Franciscanos españoles: censura y traducción”, que muestra cómo la institución tenía también sistema de revisión y control de sus textos. Se revisa en esta investigación el papel de los examinadores de traducción y del Santo Oficio como filtros de control de la traducción.
El contacto entre culturas es uno de los aspectos que caracteriza la labor franciscana, es conocida la labor de evangelización en la América hispana pero también la dedicación a servir de puente entre los textos religiosos cristianos y los mitos de origen americanos, un trabajo importante en la formación cultural sincrética de América. Sin embargo, este libro no deja de lado la labor franciscana en otras regiones, por lo que su valor como compendio de la extensión, tanto histórica como geográfica, de la traducción franciscana es aún más alto. En esta línea algunos trabajos como “Observaciones sobre la recepción de las actividades filológicas de los franciscanos en la cultura checa” de Jana Krávolá; “La aparente no traducción franciscana en Polonia” de Agata Orzeszek Sujak; “Franciscanos en el Japón de la era Tokugawa. El viaje de Fray Luis Sotelo” de Lourdes Terrón Barbosa y “La huella de los franciscanos en China: los principales documentos chinos” de Menghsuan Ku.
Una última arista es la que podríamos llamar intermedial, en el sentido que transfiere el ejercicio de traducción a otros canales de comunicación: la oralidad, la visualidad y el sonido. El trabajo de Ana Ma. Mallo Lapuerta “La traducción audiovisual en la liturgia franciscana: la celebración de la Eucaristía en Nuestra Señora de Arantzazu” aborda la traducción al euskera de la misa y los cantos de la Misa Mayor del Santuario de Nuestra Señora de Arantzazu”. “La audiodescripción en el cine sobre los franciscanos: Traducción y custodia de la lecturas prohibidas en El nombre de la Rosa”, de Paloma Molledo Pérez aborda el particular tema de la descripción fílmica, realizada para ayudar a discapacitados visuales a comprender una película, como un tipo de traducción de la imagen, en este caso Molledo analiza la película de Jean-Jaques Annaud El nombre de la Rosa. Finalmente, “Una traducción particular: el franciscanismo español y la música” de Miguel Ángel Vega Cernuda aborda el tema de la utilización de la música como elemento de traducción y de comunicación de sentimientos religiosos en los procesos de evangelización llevados a cabo por los franciscanos.
Como vemos, La labor de traducción de los franciscanos ofrece un panorama bastante comprensivo y completo de la investigación asociada a los franciscanos. Sin haber podido mencionar todos los 28 trabajos de la compilación, esta reseña presenta al menos una muestra temática que retrata las diferentes perspectivas y temas de las investigaciones presentadas en el III Coloquio Internacional de Traducción Monacal. La traducción es hacer visible a otros y comprensible a otros aquello que permanece en un terreno ajeno, en este sentido es importante acercarse a la traducción franciscana precisamente porque ha ejercido el papel de factor de acercamiento cultural que pocas órdenes religiosas han tenido, sobre todo en América Latina pero también, como lo muestra el libro, en otras regiones del mundo. En palabras del propio Bueno García: “La traducción misionera tiene la singularidad de ser voz interpuesta, que cumple con el objetivo de trasladar el texto original y de sustituirle en condiciones en el que no puede hacerse presente” (11). Ese hacerse presente recorre también las páginas del libro. Este volumen es una manera de hacer presente la extensión y las particularidades de las investigaciones sobre la traducción franciscana que enriquecen hoy en día el campo de la traductología.